El impulso nómada

«Un día me iré y no me veréis más.» De niño, pronunciaba estas palabras como si a fuerza de repetirlas lograra elevarme por encima del angosto valle. Gracias a los atlas, a los libros de geografía y a los mapas, me aislaba del mundo gris que me rodeaba y viajaba sin salir de la habitación. No sabía entonces que, al igual que los insectos que me fascinaban, un día conseguiría romper la cárcel de seda que me atrapaba para desplegar las alas y volar lejos siguiendo el impulso nómada que había germinado en mí y que se haría añicos la noche en que la policía secreta egipcia irrumpió en mi habitación de los Oasis poniendo fin a mi sueño.